Co-organizado por el Vicerrectorado de Proyección Cultural y Social de la Universidad de Zaragoza y por Universitarios con la Infancia (la sección de Save the Children en la Universidad de Zaragoza)
Entrada libre. Películas en V.O.S.E.
Huesca: Facultad de Empresa y Gestión Pública (plaza de la Constitución, 1), 19:30 h.
Teruel: Colegio Mayor Pablo Serrano (Ciudad Escolar, s/n), 19:00 h.
Presentación:
Este ciclo sobre Derechos de Infancia y Adolescencia I surge gracias a la primera colaboración del Aula de Cine de la Universidad de Zaragoza con la asociación Universitarios con la Infancia, la sección de la ONG Save the Children en la Universidad de Zaragoza. La asociación Universitarios con la Infancia se crea a finales de 2010 como grupo de voluntarios de la Fundación Save the Children, con los objetivos fundamentales de impulsar la defensa y promoción de los derechos de la infancia en el marco de la Convención sobre los Derechos del Niño, promover la solidaridad con los más vulnerables, los niños y las niñas en los países en desarrollo, dar a conocer los programas y esfuerzos de la Fundación Save the Children a los miembros de la Universidad de Zaragoza y su entorno y, en general, organizar y celebrar en la Universidad de Zaragoza actividades y eventos relacionados con las cuestiones de la infancia.
El Aula de Cine nos ofrece una magnífica oportunidad para promover, por medio de este ciclo, la reflexión acerca de las violaciones de los derechos más fundamentales de los niños y niñas que, aún hoy, tienen lugar. Se presentan ocho películas que abarcan cuatro décadas del siglo XX para mostrar el tratamiento que el cine clásico dio a algunos de los problemas de la infancia y adolescencia en aquella época, problemas que, desgraciadamente, continúan en nuestros días.
La película, El Chico, de Charles Chaplin, presenta, en el año 1921, un problema que es de actualidad absoluta hoy día: niños abandonados concedidos en adopción a quien no corresponde, decisiones judiciales cuestionables en las que no se tiene en cuenta a los niños. En esta película, que consigue con igual facilidad provocar una sonrisa que una lágrima, la narración utiliza todos los registros para entender el abandono, el sentido social de la maternidad, el acogimiento, la educación, la actitud de las instituciones y el cariño de los padres adoptivos. La película tiene detalles autobiográficos, ya que la infancia de Chaplin se desarrolló entre abandonos, hospicios e instituciones.
Dos de las películas del ciclo suponen adaptaciones de sendas obras de uno de los maestros de la novela moderna, Charles Dickens: David Copperfield (1935), de George Cukor, y Oliver Twist (1948), de David Lean. En la primera de ellas, con evidentes referencias autobiográficas, David Copperfield nace seis meses después de la muerte del padre, en un año indeterminado de la segunda década del XIX. Los avatares de la vida le enfrentan a edad temprana a problemas y dificultades que le obligan a tomar decisiones arriesgadas y trascendentes. La historia de Oliver Twist se centra en un niño huérfano, castigado, manipulado, vendido, perseguido y azotado en un mundo de ladrones y canallas. El drama de los hospicios para niños abandonados y la educación dedicada a la formación de delincuentes por parte de un maestro de carteristas.
En la película Capitanes intrépidos (1937), de Victor Fleming, Harvey, un caprichoso niño rico que está haciendo un crucero con su padre, cae por la borda del yate, siendo recogido por un barco de pesca al mando de un intrépido capitán. El pesquero tiene que acabar la larga campaña de pesca antes de llevar al chico a tierra firme. Harvey conseguirá adaptarse a la dura vida en alta mar gracias a su íntima relación con Manuel, un bondadoso marinero portugués que ejercerá sobre el niño una benéfica influencia, la del buen tutor que todo niño no acompañado debiera encontrar.
En una de las piezas claves del neorrealismo italiano dirigida por Vittorio de Sica en 1946, El limpiabotas, se presenta el final anticipado de la infancia en dos chavales cuya inocencia está simbolizada en un hermoso caballo del que desearían ser dueños. Se critica sin concesión el mundo de los adultos; de hecho, en muchos de los planos, no les vemos los rostros, son seres anónimos. Y los que vemos, son ejemplo perfecto de irresponsabilidad —delincuentes que sólo desean el silencio de los chicos, grises funcionarios de prisión— o de impotencia, como la madre rota o el director de la prisión que confiesa no poder sobrellevar su trabajo.
Nuestro Luis Buñuel, en su magnífica obra maestra Los olvidados (1950), nos cuenta la historia de una pandilla de muchachos moviéndose en los ámbitos de la delincuencia en los suburbios de la ciudad de Méjico. Buñuel denuncia de forma cruda y hasta cruel, una sociedad llena de desigualdades que se devora a sí misma mientras olvida en vertederos apartados a sus propios hijos, víctimas y verdugos de una desidia conductual y educativa derivada de los problemas inherentes al ambiente que los rodean.
En Rebelde sin causa (1955), de Nicholas Ray, Jimmy, un estudiante de instituto, es un chico particularmente difícil, confuso y desorientado que se ve frecuentemente envuelto en peleas y conflictos, a consecuencia de los cuales su familia, en la cual es el hijo único, se ve obligada a un permanente peregrinaje de una ciudad a otra. Llegado a una nueva localidad, en la que también encontrará nuevos sentimientos hasta entonces desconocidos (el amor de Judy y la amistad admirativa de Platón, un muchacho aún más joven que él), no tardará en sostener su enésimo enfrentamiento, aunque, en esta ocasión, las consecuencias serán mucho más terribles.
Finalmente, François Truffaut nos describe magistralmente en Los 400 golpes (1959) una adolescencia perdida entre la escuela y la marginalidad a través de la mirada de Antoine Doinel, un joven que se debate entre el amor de la infancia hacia unos padres que no desearon su nacimiento y que no se atreven a afrontar sus problemas conyugales, y la rebeldía propia de la adolescencia ante el tedio insufrible del colegio y su disciplina. Pero Antoine sueña con el mar, y cuando parece que su vida se pierde entre los golpes incontables que recibe por parte de todos entre las oscuras calles de París y el reformatorio, decidirá fugarse para escapar de la espiral de culpabilidad y temor en la que se ve envuelto.
Convencidos de que el contenido de este ciclo resultará de interés para los amantes del cine y les hará reflexionar sobre la problemática de la infancia y adolescencia en una sociedad que da la espalda en demasiadas ocasiones a los protagonistas de su futuro, ya estamos trabajando para poder ofrecer en próximos ciclos del Aula de Cine una panorámica del tratamiento de los mismos problemas de abandono, maltrato y violencia de siempre contra los niños, en el cine contemporáneo más reciente.
Dossier final con los materiales editados y apariciones en prensa.