Título en España: Niños del paraíso
Título original: Bacheha-Ye aseman
Año: 1997
Duración: 89 min.
País: Irán
Director: Majid Majidi
Fotografía: Parviz Malekzaade
Música: Kayvan Jahanshahi
Montaje: Hassan Hassandoost
Reparto: Mir Farrokh Hashemian, Bahare Seddiqi, Nafise Jafar-Mohammadi, Amir Naji, Fereshte Sarabandi, Kamal Mir Karimi, Behzad Rafiee, Dariush Mokhtari
Sinopsis: Alí es un colegial que pierde los zapatos que le acaban de arreglar a su hermana Zahara. Cree que su familia no podrá comprar otros, así que le pide a ésta que no le diga nada a sus padres y juntos urden un plan para ocultarles lo sucedido: ella se pondrá los zapatos de su hermano por las mañanas y él los usará por las tardes. Una idea que les hará vivir algunos momentos tensos y otros muy divertidos. La solución puede llegar si Alí queda tercero en una carrera, cuyo premio en esa posición incluye un par de zapatillas.
La película Niños del Paraíso (1997), de Majid Majidi, es la historia de unas zapatillas compartidas entre dos hermanos, niño y niña, de una pobre familia de Teherán. Con evidente escasez de recursos para su realización, el aclamado director iraní muestra con delicadeza y también con humor las dificultades de la infancia en cualquier ciudad de un país cualquiera en desarrollo.
(El siguiente texto ha sido extraído de http://www.ojocritico.com/criticas/el-cine-irani-y-una-pelicula-maravillosa-de-majidi/)
Niños del paraíso es una maravillosa película, una perla del cine iraní, un cine mal conocido en España y que, empero, goza de títulos y directores de renombre internacional.
Se trata de una película magistralmente dirigida por Majid Majidi, con un gran guión del propio Majidi. Majidi se declara en este film como un excelente director, uno de esos cineastas capaces de emocionarte con una historia sencilla, casi minimalista, con una dirección brillante y lúcida. Tiene la película además una música bellísima de Keivan Jahanshahi, amén de una fotografía de lujo de Parviz Malekzade. En el reparto hay niños, también adultos, con actuaciones de sorprendentes de parte de Amir Naji, Amir Farrokh Hashemian y Bahare Sediqui.
El film trata un drama infantil en el que dos hermanos en edad escolar pasan por un trago amargo, para las precarias condiciones que viven. La pequeña Zhore, la hermana pequeña de la familia, ha perdido sus zapatos porque su hermano mayor Ali los ha extraviado, como luego contaré mejor.
En 1997 consiguió el Premio a la mejor película en el Festival de Montreal. Y en 1998 fue nominada al Oscar como mejor película de habla no inglesa.
Es una película de escasísimos medios, lo que se hace evidente en su planificación, fotografía, actores prácticamente aficionados y los escenarios de las mismas calles en los barrios pobres de Teherán. Pero algunas elipsis y escenas de singular encanto compensan con creces estas dificultades de producción. Niños del paraíso muestra de manera patente que se puede realizar un cine hermoso sin muchos medios técnicos ni económicos. Lo que hace falta es una buena historia que contar, una historia humana, y la elección de los actores adecuados (niños maravillosos en este caso). Con estos sencillos ingredientes Majidi ha creado una película exquisita cargada de sentimiento. A uno se le remueven las entrañas cuando ve los llorosos ojos de del niño o la triste cara de la pobre niñita que ha perdido sus zapatos. Película triste, sí, pero humana, cargada de esperanza y muy bella. Majadi nos da una lección: en el cine lo importante no es el dinero, sino la historia que quieres contar y las ganas de contarla bien.
Como decía y ahora explico mejor, la historia cuenta las vivencias de una familia muy humilde de los barrios bajos de Teherán, y más concretamente las experiencias de dos niños hermanos, Alí de 10 años y Zahra de 9. El relato gira alrededor de la pérdida de unos viejos zapatos de Zahra, recién reparados, y que justo al recogerlos Alí extravía en una verdulería mientras compra unas humildes patatas. Sin estos zapatos su hermana no podrá acudir a la escuela. Como quiera que haya serios problemas económicos y de salud en la familia, los dos hermanos deciden no contar el hecho a su padre, para evitar su enojo, y porque además el progenitor no tiene dinero para comprar otros zapatos nuevos. Los niños entonces acuerdan que Zahra, que estudia por la mañana, utilice las zapatillas de Alí, y éste las utilice en la tarde que es cuando él va a la escuela.
Hay escenas memorables, como cuando Zahra termina sus clases y corre agitada y veloz por las laberínticas y angostas callejuelas llenas de dificultades y charcos, calles de una gran pobreza, que son las que rodean la escuela. Y así, hasta llegar al punto de encuentro con su angustiado hermano, que la espera impaciente para ponerse él los zapatos y no llegar tarde. Así que en un momento intercambian las zapatillas por las chancletas, y entonces es Alí quien emprende una frenética carrera hacia su escuela. Lamentablemente, en varias ocasiones llega tarde con la consiguiente reprimenda del Director de la escuela; incluso en una ocasión le impide la entrada a clase, lo que finalmente evita su maestro que lo reconoce como un excelente y estudiosos alumno.
En esta joya, como digo de escasos recursos técnicos, y un Majidi entonces desconocido se sustenta en un soberbio guión del que también él es autor. La fuerza de la historia es tan avasalladora que nos empuja a seguir a sus personajes e involucrarnos en sus peripecias. Nos angustiamos y sonreímos al compás que nos marca su director, hasta que nos conduce a un final apoteósico, soberbio y efectivo.
Los niños inundan la pantalla y nos hacen olvidar los absurdos problemas en los que nos vemos involucrados los occidentales. Sus carreras por las angostas calles nos mantienen en vilo, lo cual se aleja del tópico que definía el cine iraní de lento. Es destacable una gran música muy bien utilizada que acentúa la tensión del film.
Esta joya iraní testimonial y necesaria para las personas que trabajan en la comunicación y sobre todo la educación infantil, evidencia cómo los problemas de los adultos cruzan y modifican la vida de los niños de forma muy importante, sobre todo cuando se trata de la pobreza y las desigualdades sociales.
Y no hay que perderse el emocionante final, en el que Ali tratará por todos los medios de conseguir unas nuevas zapatillas para su hermana, en una competición deportiva.
Pura poesía, cine bello y emotivo, una película que no es comercial, que no tiene efectos especiales, pero un film que deja huella.