Título en España:  Night Flight
Título original: Ya-gan-bi-haeng
Año: 2014
Duración: 133 min.
País: Corea del Sur
Dirección: Lessong Hee-il
Guión: Leesong Hee-il
Fotografía: Yoon Ji-woon
Diseño de producción: Il-kwon Kim
Montaje: Hee-il Leesong
Reparto: Lee Jae-Joon, Kwak Si-Yang, Choi Joon-Ha
Sinopsis: A la salida de un bar gay, Yong-Ju reencuentra al que tiempo atrás fue su mejor amigo, que está intentando escapar de una banda que lo persigue. Este hecho casual acabará aspirando a los dos compañeros en una espiral de violencia y crispación. El microcosmos de un instituto sirve para retratar una sociedad en la que las minorías, las emociones y la amistad no parecen tener cabida.

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Night Flight (Ya-gan-bi-haeng, 2014) es una película de Lessong Hee-il, el director surcoreano más representativo en el cine de temática LGTBI. A la salida de un bar gay, Yong-Ju reencuentra al que tiempo atrás fue su mejor amigo, quien está intentando escapar de una banda que lo persigue. Este hecho casual acabará aspirando a los dos compañeros en una espiral de violencia y crispación. En un país con excesiva presión y competitividad en el sistema educativo, el microcosmos de un instituto sirve para retratar una sociedad en la que las minorías, las emociones y la amistad no parecen tener cabida.


(El siguiente texto ha sido extraído de https://www.filmaffinity.com/es/user/rating/921435/712120.html)

A la salida de un bar de ambiente gay, un chaval, Yong-ju se reencuentra con el que tiempo atrás fuera su mejor amigo, que intenta escapar de una banda mafiosa y chunga que lo está persiguiendo. Al principio la situación es tensa, pero Yong se ve inmerso junto a quien fue su amigo en una espiral de violencia que llega hasta las mismas aulas del instituto en Ya Gan Bi Haeng. Entonces descubrimos que han crecido como mejores amigos Yong-ju (Lee Jae-joon), Gi-taek (Choi Jun-ha) y Gi-Woong (Kwak Si-yang) pero por diversas razones se distanciaron. Yong-ju y Gi-taek tienen un pasado homosexual juntos que dejaron atrás en el olvido. Gi Woong, mientras tanto, se ha convertido en el típico musculitos y cabecilla del aula, y ha dejado de hablar con sus viejos amigos. Su punto de partida sobre una bicicleta robada es prácticamente incidental, y por suerte, la cinta avanza contando mucho más que una simple historia de amor. Vuelo nocturno trata realmente de la actual Seúl, o la actual Seúl a través de los ojos de un escolar homosexual y sus amigos marginados. La violencia, las costumbres sociales y la política son retratadas con desprecio, así, los maestros cimentan la idea de que las diferencias por calificaciones obtenidas en el curso reflejan directamente las posiciones que cada estudiante ocupará en la pirámide jerárquica, y que es ya el lugar al que se verán abocados más tarde en la vida. El ambiente es duro, implacable, especialmente para con los desfavorecidos. Y parece que nada puede cambiarlo. Sus personajes van a ser emblemáticos reflejos de todos aquellos que no encajan en el status quo mayoritario. Los que, conscientemente o no, se resisten a las influencias externas y deciden vivir su vida en la periferia de la sociedad –en los caminos rurales que se alejan de los bloques de pisos uniformes de Seúl– bajo autopistas, para mantener el flujo constante de la fuerza laboral de un país cada vez más fatigado. Justo al principio, se nos presenta a Yong-joo (Kwak Si-yang), un brillante chico de secundaria que será probablemente aceptado en la Universidad de Seúl si sigue su estupenda trayectoria académica, de no ser porque su familia no es muy rica, y su madre, buena y comprensiva, le ha criado sola tras el abandono paterno. Su objetivo en la vida además de ingresar en la universidad es vivir libremente, alejado del secreto de su homosexualidad que sólo conoce Joon-woo (Lee Ik-joon), un estudiante en la escuela secundaria que vive en su barrio. Él y Joon-woo aceptan su homosexualidad, conscientes de que no pueden revelarla a los demás. Un día comprueban una aplicación móvil para localizar algún chico gay cercano, pero al parecer, ellos son los únicos en su barrio. Al menos, se las arreglan para encontrar su propio lugar privado, el consabido bar gay abandonado que espera a ser demolido. Su vida en la escuela secundaria no es demasiado mala para Yong-joo, siempre y cuando mantenga su sexualidad en su armario, pero es prácticamente un infierno para su amigo cercano Gi-taek (Choi Joon-ha), un niño gordito, víctima frecuente del cruel acoso de Seong-jin (Kim Chang-hwan), el líder malote de la clase. Gi-taek es un día golpeado por la pandilla de Seong-jin por un asunto nimio, y su amigo trata de hacer algo al respecto pero los profesores no son muy comprensivos y no dejan de hacer hincapié en la preparación para la próxima prueba de ingreso a la universidad. Incluso antes de entrar en la sociedad, todo lo que ya está establecido para los niños en la escuela se acaba aplicando, y determina quién debe estar en la parte superior, en el centro o en la parte inferior de ese pequeño mundo que es la jerarquía en la escuela, mientras nadie parece hacer nada para solucionar este problema. Gi-Woong (Lee Jae-joon), ya ha sido destinado a estar en la parte inferior de la sociedad, pese a ser un buen estudiante, pero los maestros de la escuela no tienen mucha expectativa en él, lo que le asfixia. A través de unas escenas en flashback, vemos a Gi-Woong, y a Yong-joo, cuando tenían una relación romántica que no pasaba de los inocentes jugueteos y caricias.

El director de Corea del Sur, Leesong Hee-il, autor también de las estupendas White Night (2012) y No Regret (2006) se centra aquí en el insoportablemente tenso microcosmos del instituto como reflejo, analogía y metáfora de una sociedad al borde de la crisis, no económica pero sí social, en la que las minorías siguen siendo vistas con reticencia y no se dan grandes avances en las libertades del individuo, o al menos tanto como deberían. Vuelo nocturno, el título de la peli, hace referencia a un antiguo bar gay clandestino, en cuyas puertas se reúnen los jóvenes que previamente entablan amistad en los diversos chats gay, quedan para conocerse, y nos sirve de reflejo de cómo se sigue viviendo la vida homosexual a estas alturas en la Corea contemporánea. La película tiene planos hermosos, con la maravillosa fotografía de Yoon Ji-woon, a veces de una crudeza simplista que casi duele, encadenando el humo de los cigarrillos con la luz anaranjada del atardecer. El sonido del diálogo se ve interrumpido por el ruido casi insoportable del tráfico, como si el gigante país tratase de acallar las voces de las minorías y fomentando aún más la sensación de atmósfera opresiva que el toque genial del director consigue transmitir en todo momento.

Sin embargo, Leesong Hee es en exceso cuidadoso a la hora de abordar de frente la relación gay, tratando de que su cinta no tenga una verdadera y completa historia romántica de fondo, por lo que pese a darnos pistas, varias, no acaba de centrarse en la temática que plantea de lleno, mostrando, como en un escaparate cómo (sobre)vive la comunidad gay en Corea y haciendo una reflexión sobre la intimidación y la opresión a la que los dos protagonistas se enfrentan, en gran parte, en un entorno escolar absolutamente opresivo, jerárquico y absolutamente deprimente, en el que la verdadera amistad no parece tener cabida y los unos se hacen amigos de los otros sólo para escalar en la pirámide de calidad escolar y grupal, sin llegar a intercambiar afectos. Pero la mirada del director no es sólo negativa ni pesimista, pues se permite un momento de esperanza y optimismo que permita cambiar la situación, y ya sólo por eso la cinta merece un vistazo. La combinación de ambas personalidades les lleva a la deriva, inmersos en un conflicto violento, mientras que poco a poco se van descubriendo a sí mismos y sus personajes van desarrollándose al margen del mundo que les rodea, sintiendo ya el deseo sexual en su delicada relación. El director y guionista Leesong-Hee, ha hecho ya varias películas y obras teatrales notables de temática gay incluyendo Noche en blanco (2012), y aquí acentúa el humor melancólico que rodea a sus personajes a través de escenas claramente poéticas que cubren todo lo que se produce en el fondo realista, sucio y mundano de la película. Atractiva, ambiciosa y profunda, Vuelo nocturno es la clase de película/lujo inesperado en los festivales de cine en los que va prosperando cosechando estupendas críticas. Muchos compararán este nuevo trabajo con Bleak Night de Yoon Sung-hyun (2011). Sin embargo, a pesar de las claras coincidencias en aspectos argumentales, Vuelo nocturno va mucho más allá y Leesong está dotado de la extraña habilidad para presentarnos películas que parecen pequeñas, mientras que con cada latido de ese pulso con brío, la imagen pasa a ser muchísimo más grande, salpicando la pantalla de verdaderas muestras de Gran Cine.