Título en España: Foster Child
Título original: Foster Child
Año: 2007
Duración: 94 min.
País: Filipinas
Director: Brillante Mendoza
Guión: Ralston Jover
Fotografía: Odyssey Flores
Música: Jerrold Tarog
Dirección artística: Deans Habal
Montaje: Charliebebs Gohetia
Reparto: Cherry Pie Picache, Kier Segundo, Eugene Domingo, Jiro Manio, Alwyn Uytingco, Dan Alvaro, Kristopher King, Jake Macapagal, Ella Antonio, Paul Holme
Sinopsis: Thelma, su esposo Dado y dos hijos adolescentes viven en un barrio pobre de Manila. A pesar de no tener demasiados recursos económicos, la familia se siente afortunada por tener una casa. Además, forman parte de un programa de acogida de niños abandonados a los que tienen en su casa hasta que se formaliza el proceso de adopción definitivo. Ahora se disponen a entregar al pequeño John-John, de tres años, a un matrimonio rico estadounidense.
Foster Child (2007) de Brillante Mendoza, Filipinas, cuenta la historia de una familia que ha tenido a un niño en acogida, y se dispone a entregarlo a una familia rica americana. La película nos muestra sin concesiones el día a día de un pueblo pobre y con pocos recursos, sus miserias, sus problemas y sus necesidades en la periferia de Manila.
(El siguiente texto ha sido extraído de http://historias-troyanas.blogspot.com.es/2012/03/foster-child.html)
Esta película del filipino Brillante Mendoza es del 2007 y está ambientada en Manila, Filipinas.
La historia se centra en el día a día una familia muy pobre que ejerce de familia de acogida para niñas y niños en situación de abandono o desprotección.
Thelma (Cherry Pie Picache), es la matriarca que vive con su marido, Dodo y sus dos hijos adolescentes y ahora tienen en acogida a un niño de tres años, John-John.
Somos testigos cómplices de cómo Thelma lo duerme, le da de comer, lo baña, le habla,… el amor que le da es intenso, desinteresado, da la impresión de que cualquier ser humano en sus brazos, poco más necesitaría tener y nada malo pudiera pasarle. Y todo,sin olvidar a sus otros dos hijos, pendiente de sus obligaciones escolares y de su vida en general.
La cámara de Mendoza se pasea por el barrio pobre, por sus calles y sus casas desvencijadas… hay vida, hay caos, hay pobreza, pero también alegría, movimiento, comunidad…
La película refleja la vida cotidiana, sigue a Thelma en su quehacer diario y por momentos a la encargada de la administración de gestionar las acogidas… la película transcurre en 5 días y en ocasiones, se rueda a tiempo real.
Lo que más me ha impactado de la película (que es un auténtico regalo) es la capacidad ilimitada de dar amor que tiene Thelma, no hace falta hablemos su lengua, su lenguaje corporal, su mirada, sus gestos hablan por ella… su generosidad, su desprendimiento… es la viva imagen del amor incondicional y desinteresado.
Por eso, tras un vínculo afectivo adquirido al lado de John-John, es de esperar que haya cierto trauma en la separación, ya que el destino del pequeño es ser adoptado por una familia norteamericana.
Hay imágenes que se quedan grabadas en tu retina, como la del baño en la calle con las palanganas y el cazo, o el momento de la separación, cuando finalmente Thelma se derrumba.
Hace días asistí a unas jornadas en las que intervenía el padre del Trabajo Social, Ezequiel Ander-Egg, y hubo una cita que me impactó especialmente: “El verdadero héroe de la comunidad es el que alegra los corazones de los demás”… Thelma en este caso es una auténtica heroína de barrio, porque ella cuida, protege, mima, alberga a los niños-nadie que nadie quiso…
No hay vínculo sanguíneo directo, pero su amor se multiplica a medida que lo ofrece,… no hay ningún sentimiento frustrado de volcar la maternidad que no tuvo en los niños de los demás llegando incluso en ocasiones a darles pecho cuando son bebés… su amor es real.
La película exenta de sentimentalismo y fórmulas fáciles, pasea la cámara por sus vidas, a modo de reflejo desnudo de una Manila que subsiste en los márgenes, en la que habitan Thelmas anónimas, invisibles, entregadas al cuidado de unas criaturas que no parieron ni falta que les hace para acogerlas y amarlas aunque sea por un espacio limitado de tiempo… una Manila que va calando en el espectador poco a poco, haciendo suya esa realidad sin apenas darse cuenta.
No se me ocurre un amor más puro, generoso y verdadero.
La película es de ésas que se queda en tu memoria aunque en el momento de verla no sufras un verdadero impacto, sucumbes ante la ternura universal de algunas escenas, pero el verdadero calado se produce conforme van pasando los días… y aunque jamás lo hubieras imaginado, es fácil que sea una de ésas películas que ya no puedas olvidar en la vida.