Título en España: Ali Zaoua, príncipe de Casablanca
Título original: Ali Zaoua, prince de la rue
Año: 2000
Duración: 90 min.
País: Marruecos – Túnez – Francia – Bélgica – EEUU
Director: Nabil Ayouch
Guión: Nabil Ayouch y Nathalie Saugeon
Fotografía: Renaat Lambeets y Vincent Mathias
Música: Krishna Levy
Dirección artística: Saïd Raïs
Decorados: Abdelhadi Chay y Rachid Rais
Vestuario: Nezha Dakil
Montaje: Jean-Robert Thomann
Reparto: Mounïm Kbab, Mustapha Hansali, Hicham Moussoune, Abdelhak Zhayra, Saïd Taghmaoui, Amal Ayouch, Mohamed Majd, Hicham Ibrahimi, Nadia Ould Hajjaj
Sinopsis: Ali, Kwita, Omar y Boubker son niños de la calle de Casablanca. Desde que abandonaron a Dib y su pandilla han estado viviendo en el puerto, pero Ali quiere ir más allá: quiere convertirse en marinero y viajar por el mundo. Un día, durante una confrontación con la pandilla de Dib, Ali es asesinado. Una vez devuelto el cuerpo al puerto podrían haberse olvidado de él y abandonarlo, pero deciden enterrarlo como un príncipe. Los tres chicos se embarcan en una serie de encuentros que les permiten reconstruir el sueño de su amigo, encontrar la isla de los dos soles de la que tanto hablaba Ali. Gradualmente este sueño se convierte en su objetivo, en su razón de vivir.
En Ali Zaoua, Príncipe de Casablanca (2000), de Nabil Ayouch, Ali tiene un sueño en el que una niña espera en medio del océano a que un príncipe venga a buscarla para llevarla a la isla en la que brillan dos soles. Los amigos de Ali quieren ver cumplido ese sueño y convertirle en Príncipe. La fantasía permite sobrevivir a la pandilla de niños de la calle de Casablanca en medio de la dura realidad, mientras aspiran pegamento.
(El siguiente texto ha sido extraído de http://es.paperblog.com/ali-zaoua-principe-de-casablanca-713362/)
Por Santiago, por Lima, por Buenos Aires y el DF, por Nueva York y París, también en Dakar y en Casablanca estan ellos, a veces son más peligrosos que los adultos, ellos no tiene miedo a la muerte porque aún la ven lejana, ellos creen que enterrar un cuchillo o apretar un gatillo son parte del juego, buscan posicionarse en el más malo de los mundos… por eso hay que respetarlos. Así es como algunos tratan a los niños que andan en nuestras calles todos los días, a toda hora, como en este mismo instante… entre el pegamento y los sueños van perdiendo de a poco el sueño y el brillo de los ojos se va desvaneciendo por el calor del sol, los harapos y el olor a pobre que los inunda… son ellos la injusticia más grande que hemos creado.
Pero Ali Zaoua /Abdelhak Zhayra) era un niño distinto, tenía tanta fuerza en sus mandíbulas que podía mover un coche y ahora vivía en la calle por que su madre quería venderle los ojos. En la calle era más libre y ahora más porque se había separado de la pandilla de Dib (Saïd Taghmaoui) junto con sus amigos Kwita (Mounïm Kbab), Omar (Mustapha Hansali) y Boubker (Hicham Moussoune) ahora estaban solos durmiendo en un puerto. El secreto era que Alí había conseguido que descansaran en ese lugar en vez de estar mendigando o robando para Dib.
Por supuesto a Dib no le causo gracia tener disidentes, por lo que al sonido del grito de guerra “La vida es una mierda”, fueron buscados por distintos lugares de Casablanca, hasta que al fin los encuentran. En medio de la discusión por el regreso alguien le dice a Ali que su madre es una puta, lo que le hace enojar, pero la situación es tan rápida que un piedrazo le llega directo a la sien dejándolo inconsciente y sólo con sus amigos. Está perdiendo mucha sangre y no responde reflejos ni nada. Los niños no se deben morir, por lo que lo llevan al muelle para que se recupere, en medio de la confusión y el miedo, Alí queda dentro de un pozo ahora si muerto.
Alí, como todos los muertos, era un grande… más inteligente que los otros, por algo Dib lo quería. Era grandioso no sólo por sus fuertes mandíbulas, aunque nadie nunca lo vio haciendo lo que él decía, Alí el mejor porque tenía un sueño. Ahora cuando los niños de la calle ya han perdido todo, ilusiones, casa, familia y dignidad… Alí era un príncipe, porque el quería ser marino, su sueño era ver el momento en que los dos soles se ponían en el horizonte, para ello estaba dispuesto a dejar la calle y saltar al mar. Por eso sus amigos ahora tienen una nueva misión. Es cierto que Alí fue grande pero su vida fue una mierda, tal cual como lo pregonaba Dib, pero ellos no estaban dispuestos a que su muerte también lo fuera, por eso iba a tener un funeral como se lo merecía, un funeral de príncipe y por ello van a hacer lo imposible por tener la mejor ceremonia fúnebre para el amigo.
Las calles están llenas de pesadillas todo el día, no puede ni la pasta base ni el pegamento alejar de la realidad a todos esos niños sin vida que viajan olvidados por la plazas, que más puede quedar que un objetivo, que un poco de ilusión, ahora que les hemos roto todo lo que podían soñar y jugar. Mientras siguen pidiendo monedas, cantando y vendiendo la mirada de Ali Zaoua es más fuerte, y prende una llamita en la oscuridad para demostrar que los sueños tiene colores, son islas en que estarán tu y yo, los dos soles, las flores y la brújula que guiará por el verdadero norte hasta el atardecer de los sueños de infancia.