Título en España: 1:54
Año: 2016
Duración: 106 min.
País: Canadá
Dirección: Yan England
Guión: Yan England
Fotografía: Claudine Sauvé
Música: Cult Nation
Diseño de producción: Marie-Claude Gosselin
Vestuario: Rosalie Clermont
Montaje: Philippe Gagnon
Reparto: Antoine-Olivier Pilon, Sophie Nélisse, Lou-Pascal Tremblay, David Boutin, Guillaume Gauthier, Patrice Godin, Hudson Leblanc, Robert Naylor, Anthony Therrien
Sinopsis: A sus 16 años, Tim es un joven tímido, brillante y con un talento deportivo natural, pero la presión que sufre le empujará hasta el límite.
La película canadiense 1:54, rodada por Yan England en el año 2016, narra la historia de un adolescente, Tim, que en el colegio sufrió durante años a la burla de Jeff. Pero cuando se enfrenta al suicidio de su único y mejor amigo Francis, quien también fue intimidado por Jeff, retoma el atletismo, un deporte en el que siempre ha destacado, para disgusto de Jeff. Se produce una rivalidad entre los dos jóvenes, entre la víctima y su agresor. Para obtener el único puesto disponible para una competición nacional, Tim intentará batir el tiempo de su oponente en la carrera de 800 metros: 1 minuto, 54 segundos.
(El siguiente texto ha sido extraído de http://tribunacultural.com/2016/10/26/9369/)
Un film altamente perturbador y de gran envergadura dramática es lo que se contempla en 1:54, primera realización de Yan England quien sorprende al demostrar su gran madurez para encarar uno de los más tremendos problemas que afronta la adolescencia.
Si bien el tema principal es el del bullying, hostigamiento escolar que se evidencia principalmente en las escuelas de enseñanza media, el relato aborda también otros tópicos como la competencia deportiva, el chantaje, la homosexualidad encubierta y el impacto negativo que en ciertos casos puede ejercer el uso indebido de las redes sociales. A diferencia del dicho de “quien mucho abarca poco aprieta”, England ha logrado cohesionar los diferentes aspectos considerados en un thriller psicológico de gran nivel.
Las primeras escenas introducen al espectador en el ambiente de una escuela secundaria. Es allí donde estudia Tim (Antoine Olivier Pilon), un muchacho de 16 años que denota en su rostro una marcada timidez y en donde se ve que la relación con la mayoría de sus compañeros de aula no es muy buena; la excepción es Francis (Robert Naylor), un muchacho de su misma edad con el que mantiene un vínculo afectivo. Ambos amigos son objeto de burla por la pandilla liderada por Jeff (Lou-Pascal Tremblay). Cuando Francis no logra superar el encarnado acoso que es objeto por sus compañeros, adopta una decisión irreversible que afectará moralmente a Tim.
Para vengarse de Jeff, Tim que en el pasado había reunido condiciones de buen corredor resuelve entrenarse para participar en una competencia deportiva escolar que consiste en efectuar un recorrido de 800 metros en un minuto y cincuenta y cuatro segundos (de allí el título del film). Si acaso uno cree que el relato adoptará el tratamiento convencional de un torneo de deportes, muy pronto quedará desechada tal impresión en la medida que la historia cobra un vuelco inesperado vinculado con de la orientación homosexual del muchacho. Es allí que Tim será objeto de un chantaje intimidatorio que cobrará ribetes nada previsibles; al propio tiempo, sin apelar a sensacionalismo alguno el realizador demuestra cómo las redes sociales pueden llegar a destruir emocionalmente a una persona, sobre todo en la difícil etapa de la adolescencia.
Además de su excelente realización, el film se beneficia de la magistral interpretación de Pilon, quien hace dos años se destacara en Mommy de Xavier Dolan. Aquí, en un papel totalmente diferente caracteriza excelentemente los variados matices de un adolescente que sobrelleva consigo la angustia interior de un ser estigmatizado y el intenso miedo que le despierta de que su orientación sexual sea públicamente revelada a través de los medios de comunicación de la era digital; en papeles secundarios también se destacan Naylor y Patrice Godin como el entrenador deportivo de Tim. La única objeción a realizar es que el personaje que interpreta Sophie Nélisse como la compañera que apoya a Tim se encuentra insuficientemente desarrollado dentro del contexto del relato.
De lo que antecede queda como balance un film de gran autenticidad que deja una profunda impresión después de haber terminado su proyección a la vez que se presta a la discusión por los importantes tópicos considerados.